Hoy voy a comenzar con una serie de entradas relacionadas con el vegetarianismo, basándome en la
postura de la Asociación Americana de Dietética. Me voy a centrar sólo en el aspecto nutricional de este concepto de dieta, y voy a dejar al margen el aspecto moral o de conciencia hacia el medio ambiente y los animales. Aunque como exvegetariana, al saber lo complicado y difícil que resulta llevar esta dieta, debo admitir que admiro profundamente a los vegetarianos, y que para mí fue una fuente de autoestima y autosatisfacción por ser capaz de llevar a cabo mis convicciones.
Hay muchos patrones de dieta vegetariana, pero en general podemos definirla como aquella que no incluye carne (ni siquiera de aves) ni pescado o marisco, ni productos que los contengan.
Las dos formas más comunes son:
Dietas Veganas: dietas
exentas de todo alimento de origen animal. También se le conoce como "vegetarianismo total" o "vegetarianismo estricto".
Dietas vegetarianas: dietas exentas de alimentos de origen animal, pero que
incluyen huevo (ovo) y/o productos lácteos (lacto).
El modelo ovo-lacto-vegetariano se basa en cereales, verduras, frutas, legumbres, semillas, frutos secos, productos lácteos y huevos.
El modelo lacto-vegetariano excluye los huevos además de la carne, el pescado y las aves.
En las sucesivas entradas voy a profundizar más en el tema y voy a hablar sobre las
ventajas nutricionales de este tipo de dietas y de
cómo evitar las posibles carencias. También daré algunas sugerencias de como planificar menús vegetarianos y si se puede ser un atleta de alto rendimiento llevando una dieta vegetariana.
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