La colitis ulcerosa causa hinchazón y cicatrización del colon. Las úlceras se forman en lugares donde la inflamación ha destruido las células de la cubierta del colon. Estas úlceras van a sangrar y producir pus y moco.
La inflamación hace que le colon esté vacío la mayoría del tiempo, causando diarrea y sangre en la heces.
El síntoma más común de la colitis ulcerosa es el dolor abdominal (fuertes retortijones) y la diarrea sanguinolenta. Aunque estos pacientes también pueden experimentar fatiga, anemia, náuseas, fiebres frecuentes, pérdida de peso, falta de apetito, pérdida de fluidos corporales y nutrientes. Aunque en aproximadamente la mitad de las personas que la padecen los síntomas van a ser leves.
La colitis ulcerosa también puede causar problemas como artritis, inflamación del ojo, enfermedad del hígado, y osteoporosis. No se sabe por qué ocurren estos problemas fuera del colon. Los científicos piensan que estas complicaciones pueden ser el resultado de la inflamación provocada por el sistema inmunológico. Algunos de estos síntomas desaparecen cuando se trata la colitis.
Debido a que aumenta el riesgo de padecer cáncer de colon, estos pacientes deberían tener consultas regulares con su médico.
Aunque lo que uno come no causa EII, los alimentos pueden generar o empeorar síntomas cuando la enfermedad está activa. El objetivo del control nutricional para personas con EII es modificar la dieta para disminuir los síntonas digestivos a la vez que mantener la ingesta de nutrientes adecuada. Si tu sintomatología es muy grave, te ha hecho perder mucho peso o tienes diarreas contínuas, deberías buscarte un nutricionista que te haga una valoración nutricional para determinar si estás ingiriendo suficientes calorías, proteínas, vitaminas y minerales. Si no es así puede que requieras de algún suplemento. Si el sangrado es persistente, posiblemente te producirá anemia.
Cuando la enfermedad está activa, es aconsejable seguir una dieta pobre en residuos lo que conlleva restringir el consumo de la fibra insoluble (lignina y celulosa). Los alimentos ricos en este tipo de fibras son los integrales, los que contienen salvado de cereales y algunos vegetales leñosos como las alcachofas o las legumbres. Sin embargo, la fibra soluble contenida sobre todo en frutas y legumbres, produce menos residuos y de su fermentación se obtienen sustancias beneficiosas para el colon, como los ácidos grasos de cadena corta. No obstante, también producen gas que puede incrementar el dolor abdominal, por lo que su consuno se debería limitar durante los brotes.
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